Primer capitulo

Capitulo 1: Kiara

Iba caminando tranquilamente mientras la lluvia mojaba mi largo pelo castaño claro, y mi vestido azul, apenas cubierto por mi chaqueta negra. Mis botas negras hacían salpicar los pequeños charcos que se habían formado en la acera de modo que mis leotardos también acabaron mojados.

La gente me miraba de forma extraña mientras corrían apresuradamente procurando protegerse de la tormenta. No entendía por que las personas trataban de huir de la lluvia si al fin y al cabo, solo era agua. Daba la sensación de que al igual que las brujas se desharían con el contacto del agua.

Me daba gracia ver a la gente tan apurada y nerviosa. A lo mejor no fue tan mala idea habernos mudado, aunque, sigo sin creerme del todo que pasara lo que paso. Dos meses atrás, mientras mi hermana pequeña y yo estábamos en la escuela, mis padres fueron victimas de un terrible accidente producido por unos conductores borrachos en el que no lograron salir con vida, por lo que mis tíos Eric y Mery nos acogieron en su casa a mi hermana y a mi.

Caminaba a casa tras haber ido a comprar algo de material para el instituto. No esperaba mucho del cambio de instituto, ya que seguramente seria como en el que estuve anteriormente. No tenia amigos, bueno, tuve una, pero se mudo y no la volví a ver.

Un día ya cansada de no hacer nada en mi tiempo libre comencé a escribir sobre un mundo creado por mi misma donde podías encontrar todo lo que pudieses imaginar y más. El primer ser que cree fue un coton. Una extraña criatura que normalmente se presentaba con apariencia animal. Estos nacían en el árbol de los comienzos en la cima de la montaña gris. Cada uno de ello estaba conectado con otro habitante de aquel extraño mundo, es decir, su protegido y podían comunicarse por telepatía. Al mismo tiempo, ambos podían intuir si el otro corría peligro y así poder ayudarlo.

Bueno, volviendo a la realidad, como bien e dicho antes, me dirigía a casa. La lluvia había cesado y el sol salio acompañado por un precioso arco iris.

Nada más llegar a casa, salude a mi familia, subí las escaleras para así llegar a mi cuarto, prepare una mochila para clase y después me puse el pijama y me seque un poco el pelo. Baje a la cocina para cenar y al acabar volví a mi habitación. No tarde en dormir, ya que hacía semanas que no dormía debido a la muerte de mis padres.

Un insoportable pitido me despertó, eran las siete de la mañana, me levante despacio y abrí la persiana para que entrase la luz. Salí de la habitación y entre al baño en el cual me duche y asee. Salí ya peinada y maquillada. El pelo suelo, como de costumbre y mis ojos verdes rodeados por una fina raya negra y algo de rimel. De vuelta en mi habitación me puse unos vaqueros, una camiseta fucsia, la misma chaqueta del día anterior un poco húmeda y unas vans azules.

Me fui de casa con la mochila a cuestas y con la compañía de mi hermana. Mire el reloj y al ver que llegábamos tarde eche a correr. Cuando por fin llegue al instituto, me despedí de mi hermana y mire al rededor del patio en busca de un profesor para preguntarle donde estaba la sala de delegados para confirmar mi inscripción. No había ningún profesor al rededor, ¿como no podía haber ninguno? En fin, me acerque a un chico que estaba sentado bajo un árbol en el césped escuchando música, con un pelo negro tan largo que casi le tapaba toda la cara y ojos de semejante color. Me acerque a el para preguntarle. Le toque el hombro para llamar su atención, se quita el pelo de la cara y me mira serio.

-¿Que quieres, morena? –me pregunto con una sonrisa picara. ¿Morena? ¿Enserio? Más que morena yo diría rubia...
-Hola, soy nueva y buscaba la sala de delegados. ¿Podrías decirme donde esta?
-¿Acaso tengo pinta de guía turístico?
-No tienes por que ser borde que solo e preguntado
-Yo también te e preguntado guapita –cada vez soporto menos a este chico. –Pero deberías empezar a buscar dentó aquí fuera no encontraras nada.
-Gracias, no se que haría sin tu ayuda… -le respondí irónicamente.
-De nada guapa –diciendo esto me guiño un ojo... ¡que niño más insoportable!

Decidí no seguir con esa conversación y me adentre en el gran edificio de piedra en busca de quien me pudiera ayudar, el problema es que las clases habían empezado y todos estaban en sus respectivas aulas.

Tras casi una hora encuentre la condenada sala y entre sin siquiera llamar a la puerta. Dentro me espero tal sorpresa que me quede paralizada. Parece mentira, pero estaba segura de que es ella.

Alexa.

La única amiga que e tenido, aquella que se mudo hace ya siete años. Era ella sin duda. Su larga melena rubia y sus ojos azules son inconfundibles. De repente, me miro y nos quedamos un rato analizándonos mutuamente. Llevaba puesta una bonita minifalda vaquera, una camiseta azul con tachuelas, una cazadora negra de cuero y unas botas del mismo material. No cabía duda de que era ella.

-¿Alexa? –pregunte rompiendo el silencio con un fino hilo de voz.
-¿Kiara? ¿De verdad ere tu? - ¡me había reconocido! Sin poder evitarlo eche a correr hacia ella y la abrace muy fuerte.
-¡No me puedo creer que estés aquí Kia! –me dijo mi amiga muy contenta.
-¡Yo tampoco Alex! Te echaba de menos –diciendo esto la abracé aún más fuerte.
-¡Y yo a ti!
-Por cierto, ¿eres tú la delegada? –le pregunte.
-Si, soy yo.
-Ah, pues toma mi formulario y demás –dije dándole una carpeta roja con todos mis datos en el interior.
-Gracias Kia. ¿Quieres que te enseñe el instituto? –me pregunto mientras guardaba la carpeta.
-Vale, pero, ¿no tienes que ir a clase?
-No, como soy la delegada y es tu primer día me dejan faltar para enseñarte todo esto.
-¡Que bien! -dije muy contenta. -Entonces, ¿a que esperamos? ¡Vamos!

Mi amiga me dio la mano y salimos corriendo de aquella sala. Me enseño todo el instituto y sinceramente, aunque era muy grande no me pareció especialmente bonito.
Al acabar la visita nos sentamos en un banco situado cerca de la salida del edificio y comenzamos a hablar de como había ido todo durante el tiempo que habíamos estado separadas. Me explico que quiso volver para verme pero que entre una cosa y otra no pudo y luego ya según pasaron los años pensó que ya no me acordaría de ella o que seria incomodo el encuentro.

-Por cierto Kia, ¿Que haces aquí? -me pregunto mi amiga
-Estoy viviendo en casa de mis tíos Eric y Mery.
-¿Por que?
-Es que, hace dos meses hubo un accidente de trafico...
-Y tus padres estaban en el ¿No? -dijo apoyando su mano sobre mi hombro intentando consolarme.
-Sí, y ahora mi hermana y yo vivimos aquí.
-Lo siento mucho Kia -me abrazo muy fuerte y se me escapo alguna lagrimita.
-No pasa nada. Tranquila.

Me seque las lagrimas y empezamos a caminar hacía la salida. Cuando estábamos a punto de salir nos encontramos con el chico con el que había hablado aquella mañana y otro que tenia el pelo grisáceo y ojos bicolores. El derecho verde y el izquierdo azulado.

-Hola chicos -dijo Alex -Ella es Kiara, y eramos amigas de pequeñas.
-Hola Kiara, yo soy Lysandro, encantado -me dijo el desconocido.
-Encantada -conteste alegremente.
-Hola guapita -el chico del pelo negro me volvió a hablar con la misma sonrisa picara que aquella mañana.
-¿Os conocéis? -pregunto mi amiga extrañada.
-Más o menos -conteste yo.
-El es Hugo -me dijo su amigo. Luego se acerco a mi y me susurro -No hagas mucho caso de lo que te diga ¿vale?

Yo me reí. Y salí con Alex del instituto. Me acompaño a casa y luego se fue a la suya.

Una vez en casa, vi que mi hermana aun no había llegado así que me dirigí a mi cuarto. Abrí la puerta y al hacerlo vi que mi habitación estaba totalmente desordenada, papeles por el suelo, la ropa tirada por todos lados, la ventana abierta... Salí corriendo y llame a mi tía. Me senté en el sofá y espere a que llegara mi tía.
Tras una media hora llego mi tía y volví con ella a mi cuarto.
No me lo podía creer.
Cuando entre la habitación estaba ordenada de nuevo.

-Cielo, la habitación esta ordenada. -me dijo mi tía. No me lo podía creer.
-Pero, pero...
-Cielo, tengo que volver al trabajo.
-Vale tía, adiós.
-Adiós.

Me dio dos besos y salio de casa. A los dos minutos vi que la puerta se abría y por ella entraba mi hermana, con su ondulado y largo pelo castaño y sus preciosos ojos color miel. Empezamos a hablar de como había ido nuestro día mientras comíamos. Le conté que me había encontrado con Alexa y se alegro mucho.

-¿Y tu has echo amigos? -le pregunte a mi hermana.
-¡Sí! E echo uno. Los demás se han empezado a reír de mi por mi nombre y el me a defendido. Es muy simpático. -a mi hermana siempre le pasaba lo mismo. Mikaru. Ese era su nombre aunque todos la llamaban Mika. Mi madre lo eligió por que su mejor amiga se llamaba así.
-No te preocupes, mañana ira todo mejor -le dije abrazándola.


Aquel día pase toda la tarde intentando entender como era posible que mi cuarto se hubiese ordenado solo. Como no entendía nada decidí escribir un rato en mi cuarto para tranquilizarme. Saque la caja de flores en la que guardaba mi cuaderno, otro que era de mi madre, algunas fotos y el collar de mi madre. Me puse el collar y saque ambos cuadernos. Vi que del cuaderno de mi madre salia una carta y me quede dudando de si abrirla o no. Vi que ponía mi nombre y que era de mi madre. La sostuve entre mis manos sin sabes si abrirla o no. ¿Que pondría en ella?

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