Capitulo
6:Nieble
A
mi lado Astaroth, me miraba con sus preciosos ojos rasgados algo
tapados por su largo cabello negro azabache. Mire al rededor y vi a
todos mis seguidores, luego desvié la mirada a las dos chicas
situadas en medio de la calle agarradas de la mano. Estaba convencida
de que eran la hechicera y la maga. ¿Quienes iban a ser sino?
Me
acerque a ellas lentamente viendo como sus ojos aterrados miraban de
aquí para allá. Estaban agarradas de la mano muy fuertemente, “que
monas...” pensé.
Astaroth
me izo un gesto y yo asentí con la cabeza. Nuestro plan ya estaba en
marcha y nadie se iba a interponer.
-Hola
guapas. Kiara y Alexa ¿me equivoco? -ambas me miraron
desconcertadas. Agarre la cara de la hechicera blanca y la obligue a
mirarme a lo ojos. Era extraño ya que sus ojos irradiaban calor.
-¿Que...
que quieres? -pregunto la muchacha de pelo rubio.
-Nada,
solo quería veros. ¿Sabes Kiara? Yo te imaginaba, más... adulta
digamos, pero ya veo que eres igual de débil que tu maldita madre.
-¡Dejala
en paz Nieble! -grito una voz que me resulto irritante mente
familiar.
-Vaya,
vaya, pero si es Matt. Veo que sigues igual. -le guiñe un ojo con
descaro y le roe la mejilla.
-¿Que
quieres? -pregunto apartándome la mano de su cara.
-Nada,
solo venia a hacer una visita.
-Creo
que es hora de que te vayas -dijo poniéndose en guardia.
-¿Por
que? Kiara y yo estábamos ablando. ¿Verdad? -la volví a agarrar de
la cara y la moví de un lado a otro.
-¡No
la toques! -el pequeño hombre lobo se estaba enfadando, los ojos le
brillaban u sus dientes empezaban a afilarse.
-¡Nieble,
ya esta! -grito mi amigo a la distancia.
-En
fin, ha sido todo un placer conocerte Hechicera. Adiós Matt -le
lance un beso burlonamente y tras dar un salto comencé a volar. Mis
alas grises brillaban en aquel grandioso cielo rojo, y mi pelo blanco
se removía con el viento. Pronto me junte con Astaroth, nos alejamos
rápido antes de darles tiempo de siquiera enterarse de lo que habían
perdido.
-¿A
habido algún herido? -pregunte al muchacho de pelo negro.
-No,
no de los nuestros. Un chico intento interponerse y no a acabado nada
bien y ha muerto algún que otro estúpido aldeano. ¿Cuando
entenderán a no interponerse?
Yo
reí. Me encantaba estar con el. Siempre había estado conmigo y
sentía cierto cariño hacía el. En cambio el estaba perdidamente
enamorado de mi.
Una
vez en el castillo fuimos a mis aposentos y seguimos planeando
nuestros futuros movimientos. Me senté en el gran sillón negro de
cuero y Astaroth se acomodo a mi lado.
Muy
cerca.
Podía
incluso escuchar el sonido de su respiración. Me miro con aquellos
ojos tan profundos que el tenia y agarrándome de la barbilla me
beso. No era la primera vez que lo hacia pero no me importaba.
En
ese preciso momento mi consejero entro en la habitación.
-Nieble,
tienes que salir a comunicar los siguientes pasos del plan al balcón.
Todos están ansioso por saber cual sera el próximo movimiento.
-Vale,
ahora mismo voy. ¿Que tal están nuestros queridos invitados?
-Aseguraros
de que no tenga posibilidad de huir, ya sabéis que están dotados de
magia. -añadió el chico que me acababa de besar.
-Si,
los vigilan las veinticuatro horas del día.
-Excelente.
Me voy a cambiar y ahora salgo, dame dos minutos.
Los
dos salieron de mi habitación y yo me quite la ropa. Revise mi
armario y decidí ponerme un vestido negro rasgado, decorado con
algunas cadenas y unas botas negras de cuero con un gran tacón. Como
accesorio me puse mi gargantilla negra preferida y un gran anillo con
una piedra roja que parecía brillar.
A
la salida Astaroth me esperaba apoyaba en la pared.
-Estas
preciosa -dijo abrazándome y besándome. Me agarro la mano y salimos
me guío al balcón.
Al
salir todos empezaron a corear mi nombre. Ice un gesto para que se
callaran y comencé a contarles mi plan. Al acabar todos volvieron a
gritar entusiasmados. El fin se acercaba y pronto gobernaríamos
Keyala.
Ya
quedaba menos.
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