jueves, 18 de julio de 2013

Capitulo 3

Capitulo 3: Mikaru

La luz que se filtraba por la ventana me despertó. Casi de un salto salí de la cama. Abrí la ventana que daba al jardín y me asome para contemplar en buen tiempo que hacia.

Tras ordenar la habitación me vestí. Como de costumbre me puse un vestido. Escogí ponerme mi vestido de color azul celeste con un pequeño cinturón blanco y unas bailarinas blancas.

Después de arreglarme salí de mi habitación y fui a desayunar. Mientras desayunaba vi a mi hermana Kiara bajando las escaleras medio dormida. Cuando acabe de prepararme como tenia que esperar a que Nico me viniese a buscas decidí hacer de mi lagrima de cristal un colgante. Cuando iba a dar por imposible que mi lagrima pudiese usarse como colgante se me vino a la cabeza la idea de que con un trozo de hilo de metal podría rodear la lagrima de modo que no se cayese. Eso ice. Justo a tiempo ya que Nico apareció en casa un par de minutos después.

-Hola Mika. ¡Que bonito vestido!
-Hola Nico -le dije muy alegre -Gracias
-¿Que tal as dormido?
-Muy bien ¿y tu?
-Muy bien.

Al llegar a clase vi como todos me miraban. Nico me dio un toque en el brazo para que reaccionara.

-No les hagas caso Mika. Son idiotas.

Me senté en mi sitio y saque las cosas. Unos chicos me empezaron a tirar bolitas de papel, pero por suerte sonó el timbre y la profesora entro en el aula. Tras tres oras de clase el timbre que anunciaba el recreo sonó. Nicolas y yo salimos juntos de la clase y mientras nos comíamos el almuerzo hablábamos sentados en el césped. Un grupo de chicos y alguna chica se acercaron a molestar.

-Mikaru, me encanta tu vestido. Es super guay ¿verdad? -dijo una chica pelirroja con tono de burla.
-Sí, tía. Quiero uno igual. -dijo su amiga siguiéndole el juego.
-María, Laura. Dejarla en paz. -Nico me estaba defendiendo de nuevo.
-¿Y si no que? -contesto uno de los chicos.
-No quieras saberlo. -mi amigo se levanto del césped casi de un salto y se puso frente a aquel chico.
-¿Me vas a pegar?
-Puede.
-No te atreves. Eres un cobarde. Y estas con ella por que no tienes más amigos. Admítelo.
-¡Callate! -grito Nicolas.
-Eres un friki. Siempre lo has sido y siempre lo seras.
-¡Que te calles! -grito aun más enfadado. Yo no sabia que hacer. Tenia un mal presentimiento.
-Y ese collar que llevas ¡es ridículo! Es horri... -no pudo acabar la frase por que el puño de Nico le dio en toda la cara. Mi amigo se quedo un rato mirando al chico que estaba tendido en el suelo mirándolo asustado y acto seguido el chico de ojos verde echo a correr lejos de hay. Me levante corriendo y trate de seguir a mi amigo pero corría más
que yo y lo perdí de vista.

Tras buscarlo durante media hora lo encontré en el ático de la la escuela. Una habitación oscura y siniestra, con una muy pequeña ventana medio rota y trastos por doquier. Me acerque a mi amigo y me senté a su lado.

-Nico, ¿estas bien? ¿que ha pasado? -dije pasando le el brazo por encima del hombro.
-Sí, sí. Tranquila. Es que no soporto que se metan con mi collar -me contó mientras sostenía el colgante entre sus manos. -Pertenecía a mi madre. Desapareció el día después de que me lo diese.
-Vaya. No lo sabía. Lo siento.
-No es tu culpa. Nadie lo sabe. Prefiero guardarlo en secreto.

En ese mismo instante el director y su secretaria entraron al ático muy enfadados y nos llevaron con ellos a su despacho para llamar a nuestros padres. Tras el terrible sermón que nos echaron a los dos, nos mandaron a casa como castigo.

En el camino de vuelta a casa apenas hablamos, notaba que Nico no se encontraba bien y preferí dejarlo tranquilo.
Cuando llegue a casa recibí la llamada de mi tía de nuevo, aunque esta vez estaba más tranquila y parecía se había calmado. Por suerte no me castigo, solo me dijo que a la próxima me castigaría de por vida.

Como no tenía nada que hacer me senté en el sofá y me puse a ver la tele. A las dos horas más o menos llego mi hermana.

-Hola Mika -me dijo muy contenta.
-Hola Kia, ¿que tal?
-Muy bien. Alex me ha contado que el sábado van a ir al bosque de acampada y nos ha invitado a las dos.
-¿A que dos? ¿A ti y a mi? -pregunte desorientada.
-¡Sí! Y me han dicho que puedes llevar a Nico si quieres.
-¿¡Enserio?! ¡Que bien!
-¡Sí!
-Pero ahora habrá que convencer a la tía.
-Sí. ¿Vamos a comer?
-Vale.

Después de comer llame a mi tía Mery y Kiara llamo a Eric. ¡Nos dejaron! No nos lo creíamos. Corriendo llame a Nico que su padre me dijo que Nicolas estaba encerrado en su habitación y se negaba a salir por lo que decidí ir a su casa en persona.

No estaba segura de donde vivía pero su padre me dio las explicaciones necesarias para llegar. Camine a paso ligero para llegar cuanto antes a casa de mi amigo. Una vez allí, su padre, un hombre alto de pelo negro y ojos verdes me abrió la puerta.

-Hola, tu eres Mikaru ¿verdad? -yo asentí. -Encantado soy Raul, el padre de Nico. Sube las escaleras y ve asta el fondo. La puerta de la derecha es la que da al cuarto de Nicolas.
-Vale gracias. -seguí sus indicaciones y llegue a la habitación del chico. Golpee la puerta un par de veces, pero nadie contesto. Volví a llamar y esta vez si que contestaron:
-¡No quiero hablar con nadie! ¡Dejame solo! -grito mi amigo. Yo abrí la puerta y asome la cabeza.
-¿Conmigo tampoco? -dije tratando de parecer lo mas tranquila posible.
-¡Mika! ¿Que haces aquí? -contesto más alegre y corrió hacía mi y me abrazo.
-Eh venido a ver como estabas.
-Gracias por preocuparte.
-De nada. Ademas, tengo una buena noticia.
-¿A sí? Dime.
-Mi hermana va el sábado con sus amigos de acampada al bosque -hice una pequeña pausa para darle suspense. -¡Y nos han invitado!
-¿¡Enserio?!
-¡Sí!
-¡Es genial! Vamos a pedirle permiso a mi padre.
-Vale.

Al padre de Nico no le gusto mucho la idea de que unos niños fueran al bosque de noche, pero al explicarle que íbamos con mi hermana y sus amigos que ya habían ido más de una vez le pareció bien.

El fin de semana llego rápido. El sábado después de comer Nico, mi hermana y yo fuimos al parque en el cual habíamos quedado con los demás.
Cuando ya estábamos todos comenzamos a caminar en dirección al bosque. Durante el camino fui ablando casi todo el tiempo con Nico y con Hugo. Mi hermana iba delante con Lys y Alex.
Casi había caído la noche cuando llegamos a un claro apartado de la ciudad. Pusimos los sacos tendidos en el suelo y con unos pequeños palos hicimos fuego.

-¡Por fin hemos llegado! -dijo Hugo dejándose caer sobre su saco de dormir.
-Sí, que bien. -contesto Alexa
-¿Tenéis hambre? -pregunto Lys sacando un par de bolsas de patatas de la mochila.

Mientras comíamos hablábamos y nos contábamos cosas extrañas que nos hubieran pasado. De repente me fije en que mi hermana llevaba dos collares. Uno era de plata con piedras muy pequeñas de collares y el otro era el collar de nuestra madre. ¿Por que se habría traído aquellos collares? Decidí no darle importancia y cuando iba a girarme para decirle algo a Nico vi como el relicario de mi madre empezaba a brillar.

-¿Kiara? -dije con un suave hilo de voz.

Mi hermana abrió el relicario y vi que dentro de el había una brújula. Pero en vez de marcar el norte marcaba el bosque. Mi hermana y yo miramos a donde la aguja apuntaba y vimos que había un lobo mirándonos. Más grande que cualquiera que hubiese visto. Mi hermana se levanto ante la vista de todos y fue a donde el lobo estaba. Ninguno sabíamos que estaba haciendo mi hermana, pero no íbamos a dejarla sola así que la seguimos.
El lobo se adentro en el bosque y nosotros tras el. Tras caminar unos metros llegamos a un pequeño lago cuyas aguas se agitaban a causa de la cascada que había en el. El extraño animal se coloco frente a la cascada y como por arte de magia un estrecho camino de piedra apareció frente a el. Avanzo poco a poco mientras la cascada se habría cual cortina. Todos fuimos tras el.

Detrás de la cascada descubrimos que había algo parecido a un túnel. Nos dimos todos la mono y avanzamos hacía la salida. Después de un par de minutos llegamos a la salida. No sabíamos donde estábamos, pero vimos que era de día cuando al otro lado ya era de noche. Me fije más y descubrí algo que no esperaba ver.

Árboles.

Árboles gigante. Metros y metros de altura, de colores verdes y azules. Casi rozaban el cielo. Y en el suelo podías ver flores que nunca antes habías visto. Flores de vivos colores. Trate de tocar una de color naranja y amarillo pero al contacto con mi piel la flor empezó a volar. Otras flores moradas de diversos tamaños sonaban como campanas. Y unas que parecían setas gigantes eran como colchonetas elásticas. No me lo podía creer. Tenia que estar soñando. De repente me acorde del lobo que nos había llevado hasta allí y descubrí que no estaba. En su lugar un chico de pelo negro y largo con ojos grisáceos y una cicatriz de lo que parecía ser un arañazo en el brazo, estaba sentado en uno de esas “setas”.

Vi que mi hermana se acercaba a el. Quise acercarme, pero intuí que seria mejor quedarme donde estaba.

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